Ahora bien, no sólo es importante asegurar un espacio físico de privilegio para la formación de valores como podría ser la Escuela sino atender a la psicología y a las características propias de quienes son los destinatarios de dicha formación. Si hablamos de los niños y jóvenes, hemos de reconocer que hay dos centros de interés que se convierten en oportunidades idóneas de formación: nos referimos al aspecto lúdico y al artístico.
De manera específica quisiera centrar dicha reflexión en el aspecto artístico que en ocasiones ha sido promovido no con tan clara intencionalidad de formar en valores.
Castrillón (2000) afirma que:
Pensar en Educación Artística es pensar que haya algo educable artísticamente en el ser humano, una intención educativa orientada hacia el orden y la belleza. El arte ha sido parte existencial del ser, el arte es del hombre y para el hombre, y como tal, un campo de conocimiento. El arte como posibilidad de enseñar la comprensión y el arte que colabora en la construcción de la ética del género humano.
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