DON BOSCO Y EL TEATRO
Desde el mismo momento en que Don Bosco fundó el Oratorio de Valdocco estuvo presente la salvación del joven pensando en las actividades que a ellos les gustasen. Pensó sobremanera en la música, el baile y el teatro. Fomentó recursos educativos que le habían ganado la amistad de los compañeros ya en los años de juventud: la música instrumental y coral, los paseos y excursiones, el deporte, el teatro infantil.
Ya en sus tiempos de estudiante en Chieri, hacia el 1832, fundó «la Sociedad de la Alegría» entre sus compañeros, mostrando su opción por buscar lo positivo en la vida y evitar toda tristeza. Y esa fue una de las claves principales de su pedagogía con los niños y los jóvenes: la vida entendida como fiesta y la fe como felicidad. Por una parte, la música, el teatro, las excursiones, el deporte, por otra, la alegría sobrenatural de la fe. En todo momento la alegría del existir, del poder trabajar, de la entrega a los demás, la alegría de la vida de cada día. El optimismo, la confianza en Dios y en las personas, saber ver y gozarse de los valores que hay en este mundo sin lamentarse continuamente, son los secretos de su pedagogía humana y religiosa. La alegría envuelve la vida de piedad y el estudio, abre a la esperanza y suscita energías para hacer el bien.
En la famosa carta de 1884, desde Roma, lo que más echa de menos Don Bosco, y recomienda que recuperen, es la alegría que antes reinaba en sus colegios, y que los impregnaba de serenidad y cercanía. Don Bosco, por el camino de la alegría, condujo a muchos jóvenes a cimas importantes de espiritualidad cristiana.
El teatro fue una de las actividades que tuvo gran importancia en el Oratorio. Don Bosco le asignó tres fines: divertir, instruir y formar.
Propulsó las representaciones teatrales de todo género entre sus alumnos como un excelente medio para divertir, educar, instruir y moralizar e inició una publicación periódica: "Lecturas Dramáticas", dedicadas a la actividad escénica.
San Juan Bosco fue un educador excepcional. Su inteligencia aguda, su sentido común y su profunda espiritualidad le llevaron a crear un sistema de educación capaz de desarrollar la persona en su totalidad – cuerpo, corazón, mente y espíritu. Valora en su justo punto el crecimiento y en la libertad mientras coloca al niño en el centro mismo de toda la empresa educativa.
A fin de distinguir su método del sistema educativo de represión vigente en Italia en el siglo XIX, dio a su nuevo método el nombre de sistema “preventivo” – porque buscaba la manera de prevenir la necesidad del castigo poniendo al niño en un entorno en el cual él se ve capaz de ser lo mejor que uno puede ser. Es una manera agradable, amable e integral de abordar la educación.
Crea un clima capaz de hacer salir de dentro lo mejor de cada joven, que le predispone a mostrarse claramente tal como es, que ayuda al muchacho en la adquisición de hábitos que le permitirán optar por todo lo que en la vida es bueno, saludable, alegre y prometedor. Y por tal motivo no hay mejor forma que lograr esto que con el incentivo para que el joven dé todo lo que tiene mediante la música, las representaciones teatrales, la pintura y otras manifestaciones artísticas de corte educativo.
Decía Don Bosco: “Una casa sin música es como un cuerpo sin alma” y lo mismo decía del teatro: “es un excelente medio para llegar al muchacho que no podemos desperdiciar”, e instruía a sus salesianos para que en la fundación de una nueva obra pensaran también en los espacios físicos que le iban a destinar a las representaciones teatrales. No es raro ver en una obra salesiana de nuestro país un gran edificio al lado del oratorio y generalmente nos encontramos con la inscripción delante: “Teatro Don Bosco”. Aunque ya no se le da el mismo uso de años anteriores, sigue siendo un lugar de suma importancia para la evangelización y la acción educativa de los salesianos.
Cuando Don Bosco estaba formando la Sociedad Salesiana a mediados del siglo XIX en Italia, nuestros países americanos recientemente habían alcanzado la libertad del yugo opresor de la corona española y una forma eficaz para lograr esto fue el uso de las representaciones teatrales para inculcar en los ciudadanos la necesidad de ser libres. De la misma forma pensó Don Bosco para sus muchachos: el teatro es un excelente medio para llegar al público, mediante él se pueden transmitir muchas cosas con valores extraordinarios. Mediante él nos podemos concienciar, no solamente de los valores que como personas tenemos, sino más bien de la necesidad que tenemos de ellos.
Don Bosco siempre quería la alegría, el movimiento, el ruido. “Désele al niño amplia libertad para correr, saltar, alborotar a su gusto”, ha dejado escrito en sus páginas de oro. La alegría, el regocijo, es, en la casa de Don Bosco, el undécimo mandamiento, y es un factor de primer orden en su pedagogía. No podía ver a los muchachos cabizbajos y enfurruñados: temía el ocio en los recreos; por eso no quería bancos en los patios de sus casas.
Don Bosco fascinaba a sus jóvenes sobre todo con sus juegos de mano, con su arte y con su maestría en el juego. El juego, las representaciones dramáticas y otras diversiones eran para él elementos de la alegría. El método pedagógico que Don Bosco desarrolló en los años de la fundación de su ciudad juvenil en Turín (1846), tenía que ser una pedagogía de la alegría y el teatro sirvió para llegar con buena fe hacia su meta.
Menciona Valentín Sigfrido en un artículo publicado en el Boletín Salesiano del año 2000: “Este educador del alma supo combinar como nadie la vocación religiosa con el talento artístico. Todos disfrutaban a Don Bosco y querían estar presentes cuando subiera o bajara el telón de sus sueños y, al rato descubrir que se trataba de un cura real con los pies firmemente apoyados en la realidad”.
EL TEATRO Y LA EDUCACION
Una obra dramática va a ser siempre un medio ideal para educar, los protagonistas de la historia nos hacen ver nuestros mismos sueños, nos identificamos con ellos, sentimos que somos nosotros que estamos en el escenario y si hay valores dentro de la misma los podremos asimilar con mayor facilidad. Es cierto que otro tipo de espectáculo como el cine, los conciertos musicales, la televisión han desplazado las representaciones teatrales, pero éste no ha dejado de tener ese tenor mágico de enseñarnos lo que se transmite mediante el mismo.
En la educación salesiana es un valor, es una tradición de los primeros años de la fundación de la congregación, de los cimientos del Oratorio de Valdocco que fundó el mismo San Juan Bosco. Se ha enseñado mucho a lo largo de los años mediante el teatro y cada vez más es importante el modo de educar mediante esta estrategia. Los muchachos cuando se les habla de realizar una representación dramática siempre están prestos a participar, no solamente por el mero hecho de pararse en un escenario a repetir palabras de un autor, sino más bien por el mismo reto de realizar un papel que no son ellos mismos, pero que se identifican como tal. La preparación previa y los conocimientos posteriores que se adquieren a lo largo del proceso se viven de forma diferente, la riqueza del lenguaje que utiliza el teatro es genial para lograr un objetivo altamente educativo.
Los antiguos griegos descubrieron en el teatro una forma ideal para llegar a un gran público. Realizaban representaciones teatrales para difundir las enseñanzas de las cosas básicas de la vida, para informar sobre acontecimientos del pasado y transmitir la misma historia de su pueblo. La educación no estaba apta para todo el mundo, por tal motivo las representaciones teatrales era ideales para llegar a las personas. En la antigua Roma también el teatro jugó un papel sobresaliente en los espectáculos públicos y en la forma de enseñar algo al pueblo. Lo utilizaron desde los estamentos más altos como el Senado y los emperadores hasta pequeñas representaciones en las calles para el pueblo común. El cristianismo, además de las enseñanzas y discursos públicos de Pablo y otros grandes propagadores de la iglesia primitiva, lo transmitieron mediante obras dramáticas. Como la Biblia no estaba disponible para la libre interpretación de la mayoría ni estaba traducida al idioma de las gentes, las enseñanzas de Jesús, los libros del Antiguo y Nuevo Testamento eran enseñados mediante el teatro en las iglesias y templos dedicados para tales fines. Todavía hoy, cuando se presenta la oportunidad de escenificar algún pasaje de la Biblia aprendemos mucho más que cuando lo leemos.
En la actualidad son muchos los elementos educativos que encontramos en el teatro, en el cine y otros medios representativos. Educamos con una obra dramática, William Shakespeare lo entendió así, el teatro fue para él medio ideal para dar a conocer lo que sentía, lo que su corazón decía y en obras clásicas como Romeo y Julieta nos enseña lo valeroso del amor, la tenacidad de las personas cuando perseguimos algo que queremos, entonces, por qué no utilizarlo para enseñar, para dar a conocer lo que nos interesa y sobre todo, lo que el muchacho de nuestras aulas necesita.
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